Quien dijo que amores reñidos son los más queridos no vio mi relación con los deportes. No sólo con uno, el odio es general así para todos.
El caso es que a proponérmelo no me gana nadie. Cada septiembre me juro y perjuro que iré al gimnasio, que me encantara y que me engancharé al deporte. Mis piernas se vas a poner duras y el culo prieto, mi barriga se convertirá en el idealizado "vientre plano" que jamás he tenido. Vamos que la Claudia Schiffer a mi lado se va a quedar en "mantillas".
Así que todos los septiembres parte de mi paga se ha ido todos los años en el Decathlon. El Decathlon no es el paraíso de los deportistas. No queridos lorceros, el Decathlon es nuestro paraíso de sueños deportistas frustrados. Pasas entre los pasillos de la gran superficie, admirando fotografías de tías delgadisimas y guapísimas, con ese culo levantado y prieto que tu anhelas y con ese vientre plano que sólo tienen los ángeles de Victoria Secret o las conejitas de Playboy, y seamos sinceras, no pensamos en lo bien que le queda esos pantalones, pensamos "a ver pá qué hace esa deporte si ya esta delgada". Al menos yo soy incapaz de asociar el deporte y la felicidad, oye, que mira que lo intento, pero las agujetas, los tirones y los picores de la circulación casi que hace que a una se le quiten las ganas de sudar.
Sin embargo nadie puede decir que no me lo proponga, y que no estoy bien equipada, porque realmente el Decathlon vive de ser el paraíso de los sueños rotos deportistas de los que como yo, nos sacamos el carnet de conducir porque así nos ahorrábamos andar. Y vive de nosotros porque si nos compramos equipacion nueva parece que te entran más ganas de hacer deporte.
Lo malo es cuando te encuentras con 3 pares de zapatillas de deporte en perfectísimo estado y exactamente iguales. Bueno, exactamente no, unas son blanca y grises, otras blancas y azules, y las últimas blancas y verdes. Aunque claro estas últimas prefiero que la gente no las vea mucho, porque hay que ver que verde fosforito más feo le pusieron.
En fin, volviendo al asunto. Que me empiezo a quedar sin deportes nuevos que descubrir y mira que he intentado muchos, porque hay que probar por sí cuela y te engancha.
El baloncesto, horrible. Siendo paticorta y patosa la canasta que sólo llegaba a ver era en la que guardábamos las pelotas al final de la clase.
Fútbol, pues más o menos igual, prefería el puesto de portero, eso es cierto, pero porque la mayoría del tiempo se está quietecito y en su sitio.
El volleyball terrible, tan mala que era la única a la que el profesor no cambiaba de posición:el banquillo (yo tampoco ponía pegas la verdad).
Atletismo... ¿Correr? ¿En serio? Y ya si era con obstáculos....
Tenis, siempre acaba de recoge pelotas. Otra posición cómoda pero igualmente aburrida.
Gimnasia rítmica, bueno, era tranquilito, los lazos molaban, los aros se me caían, las pelotas no las cogía, agilidad ninguna, flexibilidad cero, pero los lazos molaban (aunque también se caían)
Bicicleta... Omitamoslo
Aerobic, step y derivados bien la primera semana, la segunda nunca fui.
En fin, que me queda natación y "pa" no pasar vergüenza, porque nado como mis perros, buceo. Pero no mucho ¿eh? Lo justito.
Sin embargo voy a apuntarme otra vez al gimnasio y esta vez de verdad.
A probar el yoga y el Taichi, a ver si como es tranquilico, me va bien y esta es la buena.
Así me dejo de intentar arreglar las lorzas y empiezo con los chacras, que parece que me hace más falta.
¡Gracias por leer queridos lorceros!
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