viernes, 10 de abril de 2015

Lo que los gordos no queremos escuchar de los delgados

Muy buenas queridos lorceros y lorceras. Hoy os escribo de algo que todos aquellos con unos gramitos de más habéis escuchado por activa y por pasiva de vuestros amigos, compañeros, familiares, etc... Etc... Consejos para estar delgados.

Si, porque en este mundo hay listos para aburrir. Todos son nutricionistas y dietistas. Oye, que capacidad de nacimiento. Ellos tan delgados porque Dios le dio el título de nutrición con el certificado de nacimiento y no porque la constitución ayude, ¿eh? No, no, no. Ellos es porque se cuidan.

El primer consejo es el universal y el por lo visto, secreto mejor guardado de la humanidad, si bebés agua adelgazas. Toma notición... Que a mi no me funciona. Querido lorcero, es bueno beber agua, pero ni aunque sea una mezcla de Agua de Lourdes y de Fátima te hace el milagro de perder kilos por "beber dos litros de agua al día".

Segundo consejo: "Tú con que te muevas un poco adelgazas. Haz un poquito de deporte, sal a andar, apúntate al gimnasio....". Tantos y tantos ejemplos. Entonces yo, que puñetera soy un rato, le pregunto con voz de interesada "¿qué ejercicio haces tu?". Y se hace el silencio.... ¡Pues claro que no hacen deporte! ¡están secos y no lo necesitan! Pero ellos por opinar y predicar, aunque no con el ejemplo, lo que sea.

Tercer consejo: "lo que tienes que hacer es comer sano, ¿cuantas guarrerias comes al día?". A reventar, como bizcochos mojados en callos y de desayunar gominolas en leche como si fueran cereales. De postre un banana split y para cenar cocido, que por la noche ceno ligero. Mira guapito de cara, me alimento de verdura a la plancha, pan integral, comida sin grasas, nada de azúcares, el arroz en fiestas y la pasta cuando me toca la lotería. Llevo tantos años tomando leche desnatada que la entera me da asco. Mi cuerpo está tan poco acostumbrado a no comer sano, que la última vez que me comí media palmera de chocolate, porque con una no podía, me tire a base de dieta blanda 3 días porque me dieron hasta cagaleras. Pero tu, me dices eso, mientras te tomas un café con más azúcar que cafe, te metes dos pedazo dulces entre pecho y espalda y engulles gominolas sin control.

Y el mejor consejo de todos, el que sin duda se lleva la palma y va dedicado a esa persona que me lo dijo, si, a tí. "Pero no hagas tantas dietas, mantente en el mismo peso, es que tenéis que tener un descontrol de ropa. Vosotras no adelgacéis, pero no engordéis". Toma, con dos lorzas bien puestas, las de ella no, las mías digo, porque ella no tiene ni una, vamos tu que me estas leyendo y te estas riendo porque sabes que me refiero a ti. A ver como explico yo esto... NO ESTOY GORDA POR GUSTO. Nadie esta gordo porque quiere, esto no es un vicio. Ojalá lo fuera y podía decir, ahora adelgazo, y mi cuerpo sólo, adelgaza a la 38. Pues no, ahora quiero gorda, la 44. No, esto, mi cuerpo lorcero y el de todos vosotros, es porque Dios es un cachondo. Si, he llegado a esa conclusión. Dios es un cachondo mental que os hizo delgados para que os creáis que vosotros sois los que estáis buenorros cuando es mentira, son nuestras carnes las que están genial, colocadas donde deben estar, en nosotros. 

Queridos delgados sin lorzas. Ser gordo es igual que ser delgado pero con más talla. No estamos enfermos, no somos adictos al azúcar y no, aunque os cueste creerlo, no adelgazamos y engordamos porque nos apetezca cambiar de ropa.

Somos gordos y vosotros delgados porque sí. PUNTO.

Así querido ginecólogo (que hasta el que no te conoce opina) no estoy "pasadita", estoy "estupendita".




lunes, 30 de marzo de 2015

¿Pa que preocuparte si te vas morir? VIVE!!

Una vez, vi una película demasiado mala como para volver a verla. No encontraba sentido a una historia que no llegaba a ubicar. Sin embargo, cuando apenas quedaban unos minutos para que la película terminara, el actor protagonista dijo una frase que me hizo replantear, en gran parte, mi modo de ver la vida.

     En un tono jovial y algo irónico, le dijo a su compañero en cámara "he realizado un intenso estudio y he descubierto que el 100 por 100 de las personas... Mueren" Es probable que a muchos esta frase os resulte burda y abrupta. Pero a mi me abrió los ojos. El protagonista de aquel bodrio de película, se lo dijo a su hermano, demasiado ocupado y agobiado para que se relajara por una vez. Para qué viviera la vida.

     Siempre dicen "la vida son dos días, vívela". Y todos, como ovejas en redil, asumimos que tenemos que viajar, descubrir mundos fuera del nuestro, hacer puenting, jogging, Rafting, muchos más ing, saltar de aviones,de acantilados, cruzar a nado el estrecho de Gibraltar y.... Plantar un árbol, la gran muestra de nuestra permanencia en el mundo. Ah! Y escribir un libro. Lo del hijo hay quien no se lo plantea así que no lo añado (yo si, pero cada cual...). Debes ser siempre feliz, no llorar, comer ese dulce y estar estupenda para esa escalada al Everest que te cambiara la vida.

     Chicos y chicas, llamadme rara, que lo soy, pero tengo un vértigo que me muero (mi padre dice que es algo muy lógico estudiar arquitectura y no poder subirme a una escalera, muchos menos un tejado), si como dulces engordo y si ando mucho la circulación hace que me entren unos picores que parece que llevo bajo la ropa un mono de lana, de esa que utilizaba tu madre para hacerte jerséis y que tu chillabas "mama que pica" y ella te lo incrustaba por la cabeza obviando tus alaridos y lloros. Y si mamá, picaba.

    Así que yo, cuando me dicen que viva la vida,no pienso en puenting. Quiero vivirla, porque se que es corta, pero no quiero acortarla voluntariamente tirándome desde un puente, por mucho que me juren que es completamente seguro.

    Yo pienso en lo mucho que disfruto viviendo mi vida sin que me la controlen y en lo mucho que odio que alguien lo intente.

    Desde aquí, querido mundo, DEJADME VIVIR!! En serio, ¿qué necesidad hay de decirme que estoy gorda, o "pasadita"? ¿Por qué tienes que criticar mi ropa? ¿Y mi pelo? No me mires querido mundo, entiende algo, yo YA vivo. No necesito tus comentarios soeces para hacerlo. Porque atento, me da igual lo que pienses.

     Mientras tu me dices como debo vivir, ni tu ni yo vivimos. ¿Por qué perder esos valisisismos minutos del día (o de tu vida) dándome inútiles consejos que jamás escucharé, ni tomaré en serio, ni mucho menos, seguiré? Querido mundo, ¿para qué me quieres dar lecciones? Si al final todos vamos a morir, ¿que importa lo que me digas? ¿Para qué gastar saliva innecesaria? Vive, pero sobretodo querido mundo, déjame vivir. Total, si todos vamos a morir ¿para qué escucharte y dejar de hacer lo que de verdad quiero hacer? Queridos lorceros, ya que vais a morir.... ¿Nos vamos de fiesta?

jueves, 19 de marzo de 2015

LAS CAMISAS MUESTRA LORZAS

Queridos lorceros:

Después de tanto tiempo sin poder escribir, por miles de causas y ninguna la justifica, al fin mis dedos vuelven a acariciar las teclas. En este tiempo sin hablaros he cogido peso, he pillado un par de resfriados, he hecho y aprobado con una muy buena nota un examen de la locura de mi segunda carrera y TENGO MI GATO!!

Mi hermana me regaló a Linda por reyes. Es una gatita preciosa con un temperamento algo exorcidable y endemoniado y un orgullo de tres pares. Pero la adoro, desde aquí muchas gracias rubita por regalármela. Aunque sé que tú la odias, sobre todo después de que se comiera los chorizos de las migas que llevabas toda la mañana preparando.

El caso, que no he vuelto para contaros cómo se comporta mi gata o las veces que se cuela en la ducha mientras me baño porque tengo la única gata que no odia el agua. No, estoy aquí para protestar de manera firme y directa hacia las marcas de ropa.

Sí, y mi propuesta debe ser oída por los diseñadores de las ropas de calle.  La ropa no sólo está diseñada para cuerpos espectaculares, de culos prietos y barrigas planas acompañados de tetas firmes sin necesidad de sujetador, cuyos pezones no rayan cristales cuando hace frío. También debemos soportar que se realicen en tejidos que se convierten en los mayores delatores de nuestros cuerpos hermosos y naturales.

Un ejemplo de todo esto es…LAS CAMISAS MUESTRA LORZAS.

Queridos lorceros, hay algo terrible en el mundo que solo ocurre cuando te ves tremenda, buenorra después de vestirte con tu ropa más espectacular: “las camisas muestras lorzas”.

Esas asesinas de la belleza, jodidas traidoras que, en vez de mostrarte maravillosa van… ¡y se arrugan!.  Pero no es una arrugita en los codos causada por el giro de los brazos, ¡no!  son grandes grietas al abismo, horizontales y paralelas como un código de barras de la grasa abdominal.

Adiós al sex-symbol de carnes redondeadas y belleza sin fin que te devuelve el espejo, esa jodida camisa, que te encanta en el armario, es tu peor enemigo cuando llevas 10 minutos con ella puesta.
Pero la culpa no es de tus lorzas, tampoco de tu camisa, porque hay que ver que monísisima te queda recién planchada. Obviamente jamás será de los donuts. Por lo tanto, sólo nos queda una respuesta: ¡Es de las grandes marcas!.

Usad algo para que no se arruguen hombre, que una pierde “tó” lo sexy en media hora de trabajo en la oficina mientras las lorzas planchan la camisa en forma del foso de Las Marianas.
Que poco glamour te queda cuando, tras miles de suspiros exasperados y agónicos, descubres que si fueras desnuda por la calle, con el viento rozando tu piel y dejando al descubierto tus vergüenzas, tus lorzas serían más discretas que con esa camisa arrugada.

Así que lorceros, sólo quedan 2 cosas, la aceptación….Y EL MAXIBOLSO, que escondiendo manchas y arrugas indiscretas viene de vicio.

Y hoy no me puedo despedir sin dedicarle esto a mi padre por ser hoy el día de todos los padres y el, no porque sea el mío, ni tampoco porque yo lo quiera a él más que a todos los demás padres del mundo, pero es el mejor. A Jose (felicidades en el día de tu santo!!) por aguantarme cuando nadie lo hace y porque quererme cuando nadie me entiende. A mi hermana por regalarme a Linda y ser como es, tan mi hermana (te quiero rubita). Y a mi madre, que después de la entrada de “LA CRISIS DEL RECIÉN FUGADO”, se alió con mi hermana para decirme día tras día, que no había escrito los días que ella se sube a Madrid para que nos vayamos de tiendas y en los que viene acompañada de grandísimos cargamentos de tuppers, sin los cuales ya hubiera muerto de inanición o por cremación por mi especialidad en la cocina usualmente llamado “el todo torrado” y genera un fafarrancho de cepillos, fregonas y limpiacristales que mi pisito agradece.
Y a todos vosotros, queridos lorceros, que tanto habéis insistido en que vuelva a escribir, sois los mejores, os quierooooo.


P.D.: A partir de ahora, vuelvo a subir todos los viernes , si veis que algún viernes me lo salto, podéis venir cargados de antorchas para llevarme ante la santa inquisición bloguera. 
Paperblog

domingo, 28 de diciembre de 2014

LA CRISIS DEL RECIÉN FUGADO

¿Cuando es el momento exacto en el que descubres que te has independizado? ¿Cuándo haces tu primera mudanza? ¿Tu primer desastre en cocinando para 1 una cantidad de 20? ¿Tu primer recibo de la luz?
No, la primera vez que te das cuenta de que has independizado es cuando te das cuenta de que todos llevan sus planes, que viven su vida y que realmente ya no tienen la necesidad de incluirte a ti en todos. Tal vez tu vivas solo, con una vida social deprimente y anhelando un gato que te haga compañía, pero la vida de los demás sigue igual. Ellos no han cambiado de trabajo, de ciudad o de horario. Ellos tienen sus mismas horas de trabajo, las mismas escapadas de tiendas… su misma vida. Darte cuenta de eso no es fácil, menos asumirlo.
A ese sentimiento lo he llamado yo “la crisis del recién fugado”.
La crisis del recién fugado puede afectarnos a cualquiera. Yo llevaba ya 7 años fuera de casa y aun no me había dado cuenta. El motivo era fácil. Antes estaba estudiando.
Los fines de semana de los universitarios, al menos de los universitarios de arquitectura son muy distintos a los que “American pie” quiso demostrar a nuestros padres. Nada de juergas eternas y borracheras imposibles mezcladas con orgías diversas y lesbianismo curioso.
La realidad es que los fines de semana son para hacer la entrega del lunes. O lo que es lo mismo, trabajos eternos y prácticas imposibles mezcladas con libros diversos y estructuras curiosas. Así que durante esos largos años de estudio, no eres consciente plenamente de que te has independizado.
Yo, me he dado cuenta al empezar a trabajar. Vamos a ver, viviendo sola, la única compañía que tengo es la de los pelos que se me han caído al cepillare y que me recuerdan, como señales aborrecibles, que debo limpiar aunque pase menos horas en casa que fuera de ella. De las 24 horas del dia, entre 7 y 8 son para dormir, 1 para hablar por teléfono y unas 9 y media horas en el trabajo (incluyendo el rato de comer). 1 hora de gimnasio  y el resto…. El sofá y yo, una conjunción perfectamente mortal. Así que te preparas para el fin de semana, sueñas y anhelas con tardes de compras y charlas animadas. Viajo 4 horas hasta casa, con la maleta llena de ropa sucia y la cabeza llena de ideas y encuentro… pues básicamente lo que se ha hecho un fin de semana normal durante toda mi vida en mi casa “dormir y ver películas”. ¡Y es lo normal! Ellos entre semana hablan de sus cosas y a mi me llaman media hora al día para contar novedades, por lo que no hay grandes noticias para contar, porque las grandes historias diarias, pasadas unos días, dejan de tener chiste. ¿Salidas de compras? ¡Ellos van entre semana! Al medio día, como siempre, aprovechando la tranquilidad de las tiendas y así tener excusa para comer mi madre y mi hermana fuera de casa el dia que mi padre tiene reunión fuera.
Y de repente… 4 horas de viaje de vuelta. Cojonudo, otro fin de semana en el que no has descansado, porque 8 horas de viaje cansan. Y en el que nos has hecho absolutamente NADA.
Ese momento, ESTE momento que estoy viviendo, es cuando me doy cuenta de que ahora sí, me he independizado, al menos, de una manera espiritual. Mi familia vive su vida y el hecho de que yo durante la semana no tenga otra cosa que hacer más que trabajar e ir un rato al gimnasio no es culpa de ellos.

Así que, queridos reyes magos, por navidad quiero un gato. Sí, nunca, jamás, me han gustado los gatos, pero es que los perros no pueden estar tantas horas solos. Así que quiero un gato, a ser posible de pelo corto que con los pelos que suelto yo ya hay suficientes en los metros cuadrados de mi piso. Un gato de raza pequeña y tranquila. Pero que sea mimoso, que el sofá no reacciona por mucho que lo abrace.

Queridos lorceros, bienvenidos a la crisis del recién fugado, o lo que es igual, bienvenidos a la crisis de los 25 años.

viernes, 28 de noviembre de 2014

No seas una princesa, ya eres una reina

Queridos lorceros.

Hoy no voy a hacer comedia sobre lo que a todos nos pasa, sobre mi vida o sobre mi manera de ver las cosas. Hoy, vais a permitidme que os pida ser los mensajeros de algo que revolotea en mi mente desde que vi el otro día un blog y me angustió. 

Buscando imágenes divertidas para el blog, encontré una muy graciosa de dos niños mirando una báscula. La niña le decía al niño "no la pises, cuando lo hace mi mama llora". Al principio de leer el blog, en mi mente sonaba la voz ficticia de la escritora como quiero que suene la mía cuando vosotros me leéis. Una voz risueña, despreocupada y divertida.

Sin embargo, conforme avanzaba mi lectura, la voz risueña se convirtió en una entre "doña perfecta y enferma". Cuando me di cuenta, llevaba varios minutos leyendo un blog de "princesas". Para los que no sepáis a que me refiero, las "princesas" son como se auto denominan un grupo de jóvenes enfermas de anorexia y bulimia que comparten sus historias en internet para "ayudar" a otras chicas a adelgazar.

Esta joven, ya no una niña, contaba con orgullo los años que llevaba enferma. Ella no lo llamaba enfermedad, tan simple como que no lo tenía asumido, ella sólo aceptaba que estaba algo obsesionada con el peso. Incluso veía como victorias lo que realmente para ella lo eran, como las veces que había pisado un hospital o el número de desmayos.

Quise saber quien era esa chica, correr a su casa y decidle a los padres lo que ellos de sobra saben, que su hija está enferma. Quise ayudarle, eliminarle el blog y zarandearla hasta dejarle sin aliento, quise GRITARLE lo feliz que soy con mis "kilos de más"... Quise asegurarle que lo que marca la báscula no indica un valor de superación propia. Que todos podemos ser felices si dejamos la báscula a un lado y nos preocupamos de nuestra salud, no de las lorzas.

Cuando empece este blog, hace un mes, más o menos, mi idea fue siempre que disfrutarais de mi manera de amar la vida. Amo mis lorzas, amo el chocolate y los donuts. Si veo que empiezo a tomar mucho peso, voy al nutricionista y adelgazo. Y si no, pues disfruto comiendo. 

Puede que sea feliz como soy porque no antepongo mi cuerpo a mi. Y para eso, lo primero que hay que hacer es aceptar como es cada uno. 

Yo jamás seré Claudia Shiffer. Mido 1,62m, paso sobradamente los 70 kilos y mi talla ronda siempre la 42. Mi pelo es rizado y castaño y mis ojos casi negros. No, nunca seré Claudia Shiffer. Yo siempre seré yo. Y como tal, me acepto.

Me acepto siendo ruidosa, escandalosa y con una risa demasiado estrambótica que hace que todos me miren. Algo friki y tal vez algo nerd. Se que hay a quien le parezco genial y para otros soy una estúpida (no son suposiciones, me lo han dicho a la cara). Sin embargo, me hace tanta gracia (sin ironías) tanto una cosa como la otra, principalmente porque el sentimiento suele ser correspondido. 

Ojalá pudiera decirle a esa chica todo esto. Decirle lo feliz que soy y que ella, que cree ser feliz viviendo una vida basada en la báscula, puede llegar a ser plenamente feliz. Me gustaría poder ayudarla.

Y este es mi modo de hacerlo. Querida compañera bloguera, si algún día, por pura casualidad, me encuentras como yo te encontré a ti, quiero que sepas que soy feliz con mi kilos. Que cada día, cuando me miro al espejo, me hago por ver guapa. Y para verme guapa debo verme a mi misma reflejada, vestida cómoda, con mi pelo cada rizo "pa un lao". Debo ser yo, la verdadera yo. No la actriz o modelo de la tele. Sólo yo.

Si me encuentras, olvídate de pesarte por unos días. Obligate a sonreír cuando te veas las legañas y el pelo hecho un desastre. Sal de casa, vestida con tu ropa favorita y... Pasea. Sólo camina, altiva y orgullosa. Sonríe a todos los que pasen y te vean. Verás como todos te devuelven la sonrisa y todos verán en ti, no a una princesa, sino a una reina.


Muchas gracias lorceros por leerme y, si podéis, compartir el blog desde Facebook para intentar que muchas princesas lleguen a ser reinas.

viernes, 21 de noviembre de 2014

La resaca del pilates

Queridos lorceros:

En mi anterior entrada prometí que iría al gimnasio y dicho y hecho.
Me apunté ayer, y presa de la euforia del momento, corrí a casa a cambiarme y ponerme mi súper nueva equipación (ya os dije que siempre me compro algo nuevo para motivarme).

Me hicieron pagar mes y medio de golpe, pero yo oye, que no había problemas, estaba tan feliz porque iba a empezar una nueva etapa que si viene el demonio con un contrato por mi alma locera, lo firmo. Aunque hoy, a estas horas, creo que fue exactamente lo que hice.
Al caso, que a las 8 y media de la noche, ataviada con mi superchandal, acudo a la sala de Pilates. No empezaba hasta las 9, pero yo iba temprano, no fuera a ser que no me diera tiempo. Así que ahí estoy yo, monisima de la muerte y metiendo barriga "pa" disimular las lorzas con la licra del chandal, cojo mi esterilla, me descalzo y... La cara de "no es donde me he metio el culo" se me tenía que notar, porque el muchacho que daba la clase se me acercó rápido.

Colocada al lado del espejo y flanqueada por una menopausica cincuentona y una vieja de más de 70 años empieza mi clase. La menopausica fue mi mayor consuelo. No porque fuera tan torpe como yo, porque el marido debe de estar la mar de feliz con tremenda flexibilidad, sino porque era la otra que casi casi casi, sudaba como yo.
Ahora que yo alucinaba con la vieja. ¡El culo lo tenía como la del anuncio del Decathlon! ¡Os lo juro! ¡Y menuda flexibilidad! Y claro, yo giraba la vista hacia mi derecha para  no imaginarme el ridículo que tenía que estar haciendo al lado de esas dos y allí me encontraba, en todo mi esplendor, reflejada en el gigante espejo. La súper fabulosa deportista se había convertido en Michelin el de las ruedas metido en una sauna.

La cara más roja que un tomate, la camiseta gris delatando mis sudores y el pelo tan mojado que parecía que acababa de salir de la ducha. ¡Hasta las bragas las tenía "sudás"!.

Ahora que, lo malo no fue la hora de suplicio deportivo, ¡lo malo esta siendo las más de 24 horas desde entonces! ¡Que dolor! ¡Hasta las pestañas me duelen! Con decirnos que reír es una agonía más que una alegría. 
No puedo ni levantar ni los brazos. Tengo agujetas hasta en el carnet de identidad.


Ahora entiendo porque te hacen pagar mes y medio, porque si no el primer día te dejan "pa" devolver el carnet y dormir durante toda la eternidad.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Los deportes y yo

Quien dijo que amores reñidos son los más queridos no vio mi relación con los deportes. No sólo con uno, el odio es general así para todos. 
El caso es que a proponérmelo no me gana nadie. Cada septiembre me juro y perjuro que iré al gimnasio, que me encantara y que me engancharé al deporte. Mis piernas se vas a poner duras y el culo prieto, mi barriga se convertirá en el idealizado "vientre plano" que jamás he tenido. Vamos que la Claudia Schiffer a mi lado se va a quedar en "mantillas". 

Así que todos los septiembres parte de mi paga se ha ido todos los años en el Decathlon. El Decathlon no es el paraíso de los deportistas. No queridos lorceros, el Decathlon es nuestro paraíso de sueños deportistas frustrados. Pasas entre los pasillos de la gran superficie, admirando fotografías de tías delgadisimas y guapísimas, con ese culo levantado y prieto que tu anhelas y con ese vientre plano que sólo tienen los ángeles de Victoria Secret o las conejitas de Playboy, y seamos sinceras, no pensamos en lo bien que le queda esos pantalones, pensamos "a ver pá qué hace esa deporte si ya esta delgada". Al menos yo soy incapaz de asociar el deporte y la felicidad, oye, que mira que lo intento, pero las agujetas, los tirones y los picores de la circulación casi que hace que a una se le quiten las ganas de sudar. 

Sin embargo nadie puede decir que no me lo proponga, y que no estoy bien equipada, porque realmente el Decathlon vive de ser el paraíso de los sueños rotos deportistas de los que como yo, nos sacamos el carnet de conducir porque así nos ahorrábamos andar. Y vive de nosotros porque si nos compramos equipacion nueva parece que te entran más ganas de hacer deporte.

Lo malo es cuando te encuentras con 3 pares de zapatillas de deporte en perfectísimo estado y exactamente iguales. Bueno, exactamente no, unas son blanca y grises, otras blancas y azules, y las últimas blancas y verdes. Aunque claro estas últimas prefiero que la gente no las vea mucho, porque hay que ver que verde fosforito más feo le pusieron. 

En fin, volviendo al asunto. Que me empiezo a quedar sin deportes nuevos que descubrir y mira que he intentado muchos, porque hay que probar por sí cuela y te engancha.

El baloncesto, horrible. Siendo paticorta y patosa la canasta que sólo llegaba a ver era en la que guardábamos las pelotas al final de la clase.
Fútbol, pues más o menos igual, prefería el puesto de portero, eso es cierto, pero porque la mayoría del tiempo se está quietecito y en su sitio.
El volleyball terrible, tan mala que era la única a la que el profesor no cambiaba de posición:el banquillo (yo tampoco ponía pegas la verdad).
Atletismo... ¿Correr? ¿En serio? Y ya si era con obstáculos....
Tenis, siempre acaba de recoge pelotas. Otra posición cómoda pero igualmente  aburrida.
Gimnasia rítmica, bueno, era tranquilito, los lazos molaban, los aros se me caían, las pelotas no las cogía, agilidad ninguna, flexibilidad cero, pero los lazos molaban (aunque también se caían)
Bicicleta... Omitamoslo
Aerobic, step y derivados bien la primera semana, la segunda nunca fui.
En fin, que me queda natación y "pa" no pasar vergüenza, porque nado como mis perros, buceo. Pero no mucho ¿eh? Lo justito.

Sin embargo voy a apuntarme otra vez al gimnasio y esta vez de verdad.
A probar el yoga y el Taichi, a ver si como es tranquilico, me va bien y esta es la buena.
Así me dejo de intentar arreglar las lorzas y empiezo con los chacras, que parece que me hace más falta.

¡Gracias por leer queridos lorceros!